lunes, 24 de mayo de 2010

por qué poco



















le llegaba la fiebre y sentía caer la lana esquilada y el soplido largo dentro de las armónicas retumbar sin peso. y nada se detenía: otra vez la cosquilla que erizaba las nucas. después de los paños, se le encogían los ojos de cansancio. si muero hoy, se decía, por qué poco no me habré salvado.

1 comentario:

dijo...

Uno del poeta boxeador:

LANGUIDEZ DE ELEFANTE

Yo era grande, ¡querido Mississipi!
Por desprecio de poetas, gasterópodo amargo,
Me iba, pero ¡qué amor en las estaciones y qué deporte en el mar!
¡Récord! Tenía seis años (¡aurora de tripa y frescor de pipí!)
Y esta mañana a las diez y diez el rápido
Que flotaba sobre los raíles se cruzaba con trenes límpidos
Y me lanzaba al aire, zambullida en tobogán.
Era el cien por hora y a pesar del rumor,
El encanto de los periódicos embriagaba a los fumadores,
Y aunque el convoy fuera así lanzado,
Arrastrando, imantando albatros y palomas,
A esta marcha loca el expreso me había acunado.
Mis ideas se doraban, los trigos estaban magníficos,
Los herbívoros pacían en el verde golfo de los prados.
Estaba loco de ser boxeador y sonreír a la yerba.