martes, 23 de marzo de 2010

consejos por teléfono para no quedarse rezagado en lo virtual



















hay ondas que le brindan
apenas un todo que se impone
no se quede rezagado
aporte un par de brazos repetidos
no haga caso de las chispas
que ve de vez en cuando
-no fuerce la vista, no lea-
ni del traqueteo de su párpado
no hay mejor excitante que dormir poco
qué es eso de sentirse abatido:
actualícese el perfil.

lunes, 8 de marzo de 2010

resucítame al paraíso

 
resucítame al paraíso que desconocen las ratas
sóplame la espuma sucia que corona el cráneo
canta por encima del crujir del caucho
que tengo el cuello hinchado de retener los grumos
y me asusta cruzar al sueño
sobre el lomo húmedo del animal que contengo
y me hastía la vigilia en este pago hormigonado
donde los hombres alados con papel carbón
transitan empecinados en su aleteo subterráneo.

jueves, 4 de marzo de 2010

la brechita



















déjenla pasar
que lleva un corte tan pequeño
que ni se ve
y desde él va hablando como un ventrílocuo
increpando a los vecinos:
que los odia dice,
que los odia;
abran paso que no sangra,
que ni gime tan siquiera,
no, no,
se está riendo
con una risa despiadada de gaviota
y pregunta si es que el cuerno
les queda un poco lejos,
y muestra sin vergüenza
la abertura
por la que le emanan las iras
subcutáneas.

martes, 2 de marzo de 2010

los "érase una vez" recurrentes

juro que quería cantar una copla, dar saltos en un charco y salpicarle la bata al farmacéutico, trasplantar el cactus, hacer empanadillas... pero me salió un poema* tremebundo otra vez y me pongo cara a la pared a reflexionar sobre los érase una vez recurrentes (eso sí, en horario laboral).

 
  









*
una vez del otro lado,
dar manotazos al aire
porque una avalancha de guijarros viene
y llevas barriendo el mismo pedregal cien años,
y viene aquel que sacude
la cajita que contiene tus dientes,
y vienen a mirarte ya sin ojos
los tritones suspendidos en sus botes,
y se acercan tus parientes
oreando sábanas muy viejas,
y vienen a retraerte las encías las bacterias.

una vez allí, la tiritera,
y levantar los brazos de cien años cansados
ahuyentando espectros sin cabeza.